10/6/08

El ADRIÁTICO: oda a la mandarina

A inicios de este año andaba por el centro horas antes de partir a la selva, cuando el agobiante sol iluminó mi camino y me puso frente a un anuncio inmenso que decía: HOY, CREMOLADA DE MANDARINA. Entré. Con un estilo particular y una barra que no sé porqué me recordó a la del hotel Bolivar, aquél acogedor huarike me ofrecía muchas cosas para ver. Comí pastel de acelga y obviamente, la especialidad de la casa: la famosa cremolada de mandarina. A dos lukitas nomás. Pura vitamina C, refrescante pal calor.

Hace unos días, de pura casualidad y sin querer queriendo, mis inquietos ojos dieron con un letrero que bajo este cielo gris, resaltaba un tanto por su anaranjado. Iba buscando la librería más antigua del centro (donde alguna vez, un hombre muy amable me regaló una pluma) y di con aquél letrero que, en Enero, me convidó a pasar. “Adriático”, decía un menú pegado en la puerta. Ajá! Así se llama! No sé por qué lo recordaba con el nombre de un santo (San Bento o algo así... tal vez se trate del nombre de otro restaurante y estoy metiendo las cuatro ahora). Justo venía de tomarme un emoliente donde el señor Isaac, cuando tras balbucear, incrédula, pensando que se trataba de un floro mal hecho, unas palabras tipo tienen, cremolada y mandarina, Alex sacó algo del congelador y empezó con un procedimiento que se me hizo un tanto familiar. Me iban contando que el Adriático funciona ahí, en Jirón Ucayali 239 desde 1985 y que recibe, de lunes a viernes de 8 de la mañana hasta aproximadamente las 6 de la tarde, a gente que trabaja por ahí y va a tomar su desayuno, algún apreritivo (recomiendo a ojos cerrados los pasteles que venden... el de acelga es un sueño) o, como me contaba el señor Alfredo, su cremolada de mandarina todos los días, religiosamente. “Qué valiente es usted señorita para venir a tomarse su cremolada estando con tos. ¿se la sirvo acá o para llevar?”. Para llevar, porfas Alex. Pensando que mi garganta me iría a odiar, salí muy contenta del Adriático rumbo a la Abancay. Un vasito de coca cola con su cañita. Quién diría que adentro hay cremolada de mandarina... Quién diría que en invierno es posible encontrar CREMOLADA DE MANDARINA, ciruela, melón, tuna, fresa, mango o lúcuma en el centro? Ahora, yo lo diría. El Adriático también es la voz. Y cada día me enamoro más de Lima.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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sergio. dijo...

la ciudad ha creado una simbiosis contigo que yo nunca lograré =)

paola. dijo...

maracu-mango